¿Y si Romeo y Julieta no murieron envenenados y despertaran cincuenta años después?
Ana Belén y José Luis Gómez protagonizan una relectura del clásico de Shakespeare escrita por el dramaturgo austríaco E. L. Petschinka y dirigida por Rafael Sánchez
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¿Y si Romeo y Julieta no hubieran muerto envenenados y despertaran en sus tumbas tras un letargo de cincuenta años? Esta es la pregunta que trata de responder el dramaturgo austríaco E. L. Petschinka en 'Romeo y Julieta despiertan...', la obra que mañana sube al escenario del Teatro Español, después de una breve gira que arrancó en Valladolid a finales de febrero. Ana Belén y José Luis Gómez encarnan a los dos amantes de Verona -ya talluditos-, en un montaje dirigido por Rafael Sánchez, un director suizo hijo y nieto de españoles, que actualmente dirige el Teatro municipal de Colonia, en Alemania, y que debutó en nuestro país hace apenas cuatro años con una adaptación de la novela 'Tiempo de silencio', de Luis Martín Santos, en el Teatro de la Abadía. Junto a ellos, un trío de actores-músicos: David San José (también el director musical del espectáculo), Irene Rouco y José Luis Torrijo.
A esta revisión del clásico shakespeariano se ha llegado por varios caminos. Lo explica José Luis Gómez, sui principal urdidor. Por una parte, hay que remontarse a 1989, cuando el actor interpretó a Hamlet en un montaje dirigido por José Carlos Plaza en el que a Ofelia la encarnaba Ana Belén. «Aquello fue -dice Gómez- una revelación personal y profesional». El guiso se fue cociendo mientras se añadían nuevos ingredientes a la marmita. Por una parte, el hecho de que Gómez se enterara de que la Royal Shakespeare Company montó un 'Romeo y Julieta' con actores ya mayores.
Por otra, que conociera la existencia de un director teatral suizo de nombre español, que le picara la curiosidad y que viajara hasta Colonia para ver algún trabajo suyo y conocerlo. «¡Es bueno el puñetero!», pensó tras asistir a un montaje dirigido por Rafael Sánchez, al que encargó a continuación que dirigiera'Tiempo de silencio'.
Aquí entró en juego un nuevo elemento, el dramaturgo Eberhard Petschinka, cuya adaptación gustó mucho a José Luis Gómez. En madurar el guiso se han tardado, pandemia mediante, unos cinco años. «Pero aquí estamos», dice Gómez, que en las últimas funciones madrileñas (del 30 de mayo al 4 de junio) será sustituido por Jesús Noguero.
En la obra de Petschinka, «Julieta y Romeo despiertan después de un largo sueño, pero no se reconocen -explican los responsables del montaje-. Julieta solo ve a un caballero ochentón y Romeo a una dama muy bien conservada. Los dos se creen que aún son un par de adolescentes. Julieta piensa que solo durmió un par de instantes y espera ansiosamente a su eterno amado. Romeo en cambio no se acuerda de nada. Y así, lo que siempre creímos que era el final de la tragedia es el comienzo de la verdadera historia de los amantes más famosos del mundo».
Tratándose de Romeo y Julieta, la historia de amor por antonomasia de la historia de la literatura, es lógico pensar que esta relectura de la obra de Shakespeare (cuyo original está muy presente en el texto) también hable del amor. Pero el dramaturgo británico creó a dos jóvenes, casi adolescentes, y los dos protagonistas de 'Romeo y Julieta despiertan' superan los setenta... «Cuando se dan cuenta de quiénes son, se rebelan, naturalmente. La obra habla del tiempo perdido, de que no han vivido», dice Ana Belén, que sigue: «La función plantea muchas reflexiones sobre el paso del tiempo, sobre la juventud, sobre cómo se vive el amor en las distintas etapas de la vida».
Y ése es el meollo de la función. Reivindicar que la pasión del amor no es patrimonio de la juventud. «Julieta, al final de la obra, pregunta: '¿Las miradas ardientes solo llegan cuando se es joven y bello?' -descubre Gómez-. Y Romeo, después de negar con la cabeza, responde: 'Eso dicen'... La obra habla del amor a esa edad; es una perspectiva novedosa, insólita... Y sí -concluye-, existe la posibilidad de vivir un amor indecible, milagroso, cuando se es mayor».
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